Paradójicamente, el riesgo de que no se perciba riesgo es que las medidas preventivas se flexibilicen demasiado, y las empresas pierdan la capacidad de responder efectivamente ante eventuales dificultades. Sostener esta capacidad, más allá de la bonanza del contexto, es uno de los elementos insoslayables para alcanzar el objetivo básico de todo análisis y gestión del riesgo de crédito: mantener niveles de riesgo aceptables, de modo que no se vea afectada la rentabilidad de la empresa.
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