La gestión del riesgo es una función que trasciende los límites de un área en particular. Concebirla desde una perspectiva integral derriba barreras funcionales y genera sinergias para evitar pérdidas así como para contribuir al desarrollo de más negocios.
Concebir la gestión del riesgo de crédito como una herramienta para obtener ventajas competitivas, hace que la misma deba trasladar el foco desde el tradicional objetivo de evitar pérdidas, hacia el de generar valor y más negocios para la empresa.
Ello supone extender la función de gestión del riesgo de crédito a diversas áreas dentro de la organización, entendida como una red de colaboración entre las distintas partes de la empresa, donde todos comprenden la forma en que se afectan recíprocamente y se involucran en un proceso de aprendizaje tendiente a mejorar esas interacciones para promover sinergias que reduzcan las chances de pérdida y aumenten las de mejores posibilidades de negocios.
Se trata de un abordaje sistémico, donde la función de gestión de riesgo queda incluida dentro de lo que se entiende por riesgo operacional, el cual refiere a las fallas en los procesos o sistemas de la empresa, los cuales forman parte de los factores que están bajo control de la organización.
La extensión de la formación en prevención de riesgos en toda la empresa contribuye a generar conciencia sobre la importancia de contar con sistemas de prevención, y con alternativas de acción aceitadas para abordar emergencias e imprevistos. Profesionalizar la función de prevención del riesgo potencia las posibilidades de éxito de la gestión del riesgo en general, y de la gestión del riesgo de crédito en particular.
La estrategia competitiva de la organización es el gran paraguas bajo el cual las metas organizacionales se desdoblan operativamente en cada una de las funciones. La gestión del riesgo, es una vertiente más de la estrategia competitiva.
Desde esta perspectiva, la gestión del riesgo de crédito integra al área de riesgo, comercial, jurídica, finanzas, crédito y cobranza, implicando a cada una en lo que le corresponde desde la prospección hasta el cierre de una venta y el cobro de la misma. La efectividad en todos estos procesos debería traducirse en los resultados de la organización.
La profundización en la integración de funciones hace fluida la dinámica de aprendizaje permanente en materia de gestión del riesgo. Esta sistematización e integración de procesos encarada desde una perspectiva de aprendizaje continuo, genera un acopio de experiencia, que promueve:
- La reducción del impacto de la subjetividad en las decisiones.
- Una percepción colectiva más ajustada a la realidad, al integrar las visiones de las distintas funciones de la empresa.
- El aumento de la coherencia y consistencia de las decisiones en relación con la estrategia competitiva de la empresa.
- El enriquecimiento de las capacidades, experticia, intuición y potencial de análisis de las personas involucradas en el circuito comercial, de crédito, financiero y de cobranzas.
- La posibilidad de evitar pérdidas innecesarias.
- La posibilidad de ampliar el horizonte de negocios con base en la sinergia generada por la interacción colaborativa entre las distintas áreas de la organización.-