El análisis de los estados contables como insumo para la evaluación del riesgo de crédito es una variable valorada por todo el empresariado. Conocer las tendencias de los indicadores financieros constituye un factor predictivo y preventivo de relevancia.
Los indicadores financieros que se obtienen a partir del análisis de los estados contables permiten evaluar la capacidad de una empresa de hacer frente a sus obligaciones. Una correcta valoración de la relación entre lo que la empresa tiene (activo) y lo que la empresa debe (pasivo) permite tomar decisiones más ajustadas respecto a la posibilidad de repago de la contraparte con la que se va a hacer un negocio.
Normalmente, en las empresas los cambios no se dan de un día para el otro, así como tampoco el deterioro de la conducta de pago. No obstante, la crisis del COVID-19 ha generado impactos no previstos que en alguna medida pueden relativizar la predecibilidad que en circunstancias normales podrían inferirse a partir de la consideración de los números de los estados contables. La ocurrencia de esa misma crisis llama a profundizar en las tendencias de evolución de los indicadores financieros, dado que aquellas empresas que den cuenta de tendencias que llamen a preocupación, podrían ver precipitado en este contexto el aumento de dificultades que, sin duda, en materia de prevención del riesgo, deben considerarse.
La Central de Balances de LIDECO es una fuente estadística de información financiera construida a partir de un nutrido acopio estadístico de estados contables del país, que maneja 23 indicadores financieros a través de los cuales se pueden establecer filtros de análisis para la evaluación del mercado, desde una triple perspectiva: la de la empresa individual, la de la empresa comparada con su sector, la de la empresa comparada con otras empresas.
Los reportes financieros que pueden obtenerse en ella, permiten acceder a una panorámica de la tendencia empresas y sectores de actividad respecto a los siguientes indicadores: 1) estructura de financiamiento, 2) cobertura financiera, 3) costo financiero, 4) análisis patrimonial, 5) rentabilidad, 6) márgenes y 7) eficiencia.
Las decisiones de negocios deben fundamentarse en datos concretos respecto a: 1) el efectivo y activos líquidos con los cuales la contraparte podrá responder a sus deudas de corto plazo, 2) los activos fijos que respaldan sus operaciones de largo plazo, 3) qué fuentes de financiamiento está obteniendo, qué compromisos tiene asumidos y 4) qué tan rentable es su operativa, dado que en ello estriba la posibilidad de que honre sus obligaciones en tiempo y forma.
La relación entre riesgo y capacidad de pago es directa. Si bien aunque exista capacidad de pago también entra en juego la voluntad de pago, cuanto mayor sea la primera, menor es el riesgo. Para evaluar la capacidad de pago es importante considerar:
La solvencia: datos respecto a la existencia de activos líquidos o activos fijos de valor a través de los cuales la empresa otorgante del crédito podría respaldar su confianza.
La liquidez: datos referidos al efectivo disponible o activos muy líquidos, que permitirían a una empresa poder cumplir con sus obligaciones en el corto plazo. Se trata de los recursos para poder convertir en efectivos determinados activos para hacer frente a los pasivos corrientes o de corto plazo. En este punto se deben considerar también los compromisos y obligaciones de las operaciones contingentes.
La liquidez y solvencia consideradas conjuntamente: al ser el activo líquido más volátil que el activo fijo, no es suficiente que una empresa tenga mucha liquidez para evaluar su capacidad de pago, pues el activo líquido es más volátil que el fijo. Deben procurarse otros respaldos para asegurar a los negocios una mayor seguridad.
Con respecto a estos dos indicadores, en el marco de la evaluación de la capacidad de pago de una organización, cabe señalar que pueden encontrarse distintas situaciones: 1) La empresa podría tener liquidez circunstancialmente, pero no ser solvente, (es decir, podría no tener recursos para hacer frente a todas sus obligaciones). Ello la obligaría a procurar una solución a ese problema de más largo plazo mediante el aporte de capital o a través de la generación de resultados genuinos, siendo que esta última posibilidad, en el actual contexto, podría ser no muy esperable, 2) La empresa solvente puede no tener liquidez y procurar generarla convirtiendo sus recursos de más largo plazo en recursos de corto plazo y 3) La falta de liquidez de la empresa podría comprometer su solvencia en el largo plazo, si ésta debe recurrir a endeudarse a costos elevados, lo cual podría impactar en sus resultados comprometiendo su rentabilidad.
Es posible considerar otros indicadores financieros para evaluar capacidad de pago:
La eficiencia operativa: datos respecto a la forma en que la empresa obtiene ingresos y afronta sus gastos. Si una empresa es eficiente y rentable a partir de su propia actividad, ofrecerá más seguridad respecto a su capacidad de sostener su rentabilidad en el largo plazo.
El apalancamiento: datos respecto a cómo y cuánto acude la empresa al financiamiento externo y qué destino da a los recursos que obtiene mediante ese endeudamiento. Debe conocerse la capacidad de la organización de responder a las financiaciones ya comprometidas, así como si está en condiciones de obtener nuevas fuentes de financiación.
La rentabilidad: cuanto más estable sea la rentabilidad de la empresa, más confianza podrá depositarse en ella respecto a su capacidad de responder a la dinámica y demandas del entorno, manteniendo en equilibrio sus ingresos, su capital, sus activos. Conocer la rentabilidad resulta un dato importante para proyectar relaciones comerciales en el largo plazo.
La performance del sector de actividad: aporta datos para decidir cómo evaluar las variaciones entre los indicadores de la empresa y los que se observan en su sector de actividad. El estudio de los indicadores sectoriales, contribuye a proyectar la relación comercial. En consonancia con la perspectiva de mercado que recomendamos como relevante en el análisis del riesgo crediticio, apoyamos la idea de que no solamente debe evaluarse la capacidad y solvencia de un interlocutor en particular, sino también la de la cadena comercial que afecta la performance de aquél, en tanto de ello también depende su estabilidad financiera.
Advertimos no sin preocupación que, aún en este peculiar y complejo contexto de pandemia, existen muchas organizaciones que no incluyen el análisis financiero de las contrapartes en la evaluación del riesgo de crédito, cuando por cierto, conocer la capacidad de pago o solvencia de las contrapartes, contribuye con el acreedor para que pueda: 1) evaluar el potencial de desarrollo de la relación comercial 2) considerar y anticipar su propia capacidad de espera ante eventuales atrasos o impagos y 3) lograr una más ajustada visión del riesgo que la propia empresa está dispuesta a asumir en esa relación comercial 4) ajustar con mayor precisión las condiciones del otorgamiento del crédito en términos de los montos, plazos, intereses y 5) resguardarse con los documentos y garantías que mejor acompañen el riesgo percibido en el deudor.
¿Qué herramientas hay disponibles para el anterior análisis?
Como se señalar arriba, la empresa socia de LIDECO puede, a través de los estados financieros y de los reportes financieros disponibles en nuestra Central de Balances, acceder rápidamente a datos que permiten configurar un panorama esclarecedor respecto a la situación de una empresa, de una empresa respecto a otras empresas y también a su sector de actividad. En cuestión de segundos, además de los estados contables propiamente dichos, pueden obtenerse en la Central de Balances tres tipos de reportes financieros estandarizados:
- El Reporte Empresa Individual, que presenta en forma clara y precisa los indicadores financieros de la empresa, incluyendo además los estados contables que en la redlideco existan sobre ella.
- El Reporte Comparativo Empresas, que contrasta los indicadores financieros de entre 2 y 4 empresas de interés para el usuario. Incluye los balances disponibles en la redlideco de la primera empresa elegida.
- El Reporte Comparativo Sectorial, que contrasta la tendencia de una empresa analizada, con la de los sectores en los que participa (CIIU, rama, mercado), incluyendo también los estados contables que sobre la primera estén disponibles en la redlideco.
Se trata de recursos que aportan eficiencia y rapidez al proceso de análisis de riesgo, recomendables como insumos a considerar en el proceso de toma de decisiones tanto con fines preventivos como destinados a potenciar negocios.-