Transcurrida la crisis del 2002, nuestro país viene presentando desde el año 2004 una tendencia de crecimiento constante.
Transcurrida la crisis del 2002, nuestro país viene presentando desde el año 2004 una tendencia de crecimiento constante. La depuración del mercado resultante de aquel movimiento, viene siendo acompañada por bajos indicadores de morosidad e incumplimiento.
No es exclusividad de nuestra plaza comercial la reducción de la percepción de necesidad de establecer sistemáticas políticas de riesgo, cuando se atraviesan períodos de bonanza y tranquilidad económica. El problema es que hay un riesgo en no considerar el riesgo: se genera un círculo insidioso, gradual, y poco perceptible, de deterioro de la capacidad de la empresa de generar mecanismos de protección en sus transacciones comerciales. Las empresas destinan sus recursos a otras actividades consideradas prioritarias ante la ausencia de amenazas inminentes.
Cuando no se percibe la necesidad de establecer políticas de riesgo sistemáticas en contextos donde el impago es reducido, erosiona la cultura empresarial de uso de información comercial y de gestión profesional del riesgo de crédito así como el implicado en las distintas fases de la relación con los clientes o contrapartes comerciales: la prospección, la concreción de un negocio, el seguimiento, el recupero. De esta manera, se deteriora la información que las empresas recaban de sus interlocutores, y aumenta su grado de exposición a eventos indeseados que son prevenibles.
No es en medidas correctivas o de recupero donde las empresas deben apostar sus esfuerzos, sino en las que permiten conocer las probabilidades de que una transacción obtenga los resultados esperados.
Desde LIDECO insistimos en el abordaje preventivo desde 1) el correcto uso de la documentación comercial que respalda las transacciones, 2) una correcta estipulación de pautas contractuales y 3) desde la consulta sistemática de la información disponible en nuestra :redlideco.
La consulta de la :redlideco es indispensable para la prospección de clientes, para el seguimiento de los clientes, y para el recupero extrajudicial o judicial de créditos otorgados. Conocer la capacidad de pago o de endeudamiento de una empresa en el mercado, conocer su performance respecto a la competencia en términos de diversos indicadores financieros, conocer su reputación en el mercado más allá de la información que proviene del histórico de la relación con nuestra propia empresa, recibir alertas respecto a situaciones comerciales comprometidas, conocer la vinculación con otras empresas, sin duda son, entre otros, elementos de suma relevancia para tomar decisiones de negocios, sea para aprobar una línea de crédito, para realizar una alianza estratégica, o para modificar las condiciones de la relación comercial en procura de mejores salvaguardas, etc.
Durante las crisis, por un natural impulso de sobrevivencia ante una amenaza declarada, las empresas intensifican intencionalmente la toma de medidas de protección. Durante períodos de calma, la reducción de la percepción de riesgo conlleva al “riesgo de no considerar el riesgo”:
- se relajan, flexibilizan o se descuidan procedimientos de control y prevención
- se obvia con ese proceder, el hecho de que el mayor activo del balance de una empresa está en sus clientes
- se erosiona la capacidad de la empresa de administrar el riesgo de crédito
- se pierde la oportunidad de gestionar hacia la interna de la organización, el conocimiento y la cultura organizacional necesarios para estos menesteres, a efectos de poder contar con equipos de trabajo expertos en la materia, capaces de anticiparse a hechos indeseados
- se aumenta el grado de vulnerabilidad o exposición de la empresa ante los imprevistos
- se fomenta un estilo administrativo de “puertas adentro”, dejando en segundo plano la perspectiva sistémica y de mercado en la que todos estamos involcurados.
Desde LIDECO, ponemos a disposición de nuestros socios las herramientas de asesoramiento jurídico y de información comercial idóneas y económicas en relación a los beneficios que reportan las transacciones realizadas en un marco de seguridad.