Es a efectos de contribuir a los procesos de toma de decisiones que LIDECO pone a disposición de sus asociados una importante infraestructura informativa y de asesoramiento comercial para empresas.
20 de enero de 2010
Es a efectos de contribuir a los procesos de toma de decisiones que LIDECO pone a disposición de sus asociados una importante infraestructura informativa y de asesoramiento comercial para empresas. Cada organización sabrá potenciar estas herramientas e incluso contribuir a mejorarlas en tanto más sistemático sea su proceso interno de generación de información y de toma de decisiones no sólo para prevenir el riesgo de crédito sino para generar negocios.
La semana pasada dedicamos este espacio a valorar el esfuerzo de construcción de nuestra Central de Balances, siendo ésta la mayor fuente de datos contables sistematizados y pasibles de generar reportes automáticos individuales o comparativos existente en nuestro país.
Como país tenemos grandes vacíos en materia de información. Porque carecemos de ella, porque es difícil acceder a ella en tiempo y forma, o porque no está sistematizada.
Lo anterior debe tener parte de su explicación en que aún tenemos un debe importante en materia de generación de una cultura de toma de decisiones. Las carencias en ese punto determinan la poca sistematización informativa que nos caracteriza como país.
La presión por las urgencias cotidianas muchas veces distrae el foco de atención del administrador hacia la registración y el control en lugar de orientarlo hacia la búsqueda de oportunidades. Un sistema de información debe ser concebido, diseñado y desarrollado priorizando la generación de información para la toma de decisiones, aunque claro está, la registración y control de operaciones también debe ser contemplada.
Las decisiones que se toman en una empresa afectan su situación patrimonial y ponen en marcha los recursos organizacionales: ello tiene un costo, del cual se espera obtener un beneficio, sea en la dimensión de tiempo que sea. Los administradores y gerentes son responsables de controlar y registrar y con esa responsabilidad deben cumplir. Pero mirar por el retrovisor no es lo que genera las oportunidades de inversión y crecimiento. Alberto Ruy Garay plantea que la irresponsabilidad del administrador “podría medirse en términos de lo que está dejando de hacer por dedicarse a esas funciones, más acordes con un tenedor de libros o un idóneo en administración empresarial que a un profesional con graduación terciaria”. La suboptimización de recursos que ello conlleva, debe llamarnos a la reflexión.
Hemos recordado ya varias veces los resultados de las diversas investigaciones de mercado que hemos realizado en LIDECO en relación al valor que los gerentes atribuyen a la información y a la toma de decisiones en materia comercial. Todos le dan valor. Todos creen estar tomando medidas en función de ello. El tema a reflexionar y poner sobre la mesa es respecto a la mayor o menor profesionalización y sistematización de los sistemas de generación de información y de toma de decisiones. En este punto, no cobra relevancia tan sólo el evitar pérdidas a la hora de hacer negocios. Es importante evitar la pérdida de oportunidades para aumentar ganancias o rentabilidad. Son enfoques complementarios pero cualitativamente diferentes.
Cuando se inició el movimiento de la mejora continua y la calidad, en determinado momento surge la pregunta respecto a por qué no se lograba hacer las cosas bien desde la primera vez. Y la respuesta que en retrospectiva encontraron los estudiosos del tema, planteaba que aquello no se lograba, sencillamente porque no se esperaba. Culturalmente se admitía un porcentaje dado de defectos y errores, y por ende los sistemas y procesos de trabajo no estaban diseñados para evitar defectos y errores.
Cabe preguntarnos si respecto al tema de la toma de decisiones, la mejora de la calidad de la información y la profesionalización de los sistemas de toma de decisiones, las carencias que tenemos como país no responden también a que, culturalmente admitimos que existan carencias y con ello nos manejamos. No está cuantificado el costo de oportunidad que ello tiene como consecuencia.-