En los comunicados 37 y 38, abordamos cómo el uso de información comercial para la toma de decisiones estaba afectado por la variabilidad que proviene de los datos comerciales propiamente dichos.
17 de noviembre de 2010
En los comunicados [node:162,title="37"] y [node:167,title="38"], abordamos cómo el uso de información comercial para la toma de decisiones estaba afectado por la variabilidad que proviene de los datos comerciales propiamente dichos, del contexto en que se interpretan esos datos comerciales, de las políticas de prevención del riesgo de cada empresa y del mayor o menor entrenamiento en el uso y potencialidades de las bases de datos disponibles a tales efectos.
Si bien decíamos que existen factores que escapan al control de los actores (sean quienes consumen la información como quienes la procesan), la estandarización de las políticas de crédito y de análisis de riesgo sin duda están bajo la égida de la planificación empresarial. En la medida en que desde todos los lugares involucrados en materia de prevención del riesgo en los negocios hagamos esfuerzos para reducir la variabilidad, estaremos aportando para reducir la incertidumbre, aumentar la eficiencia y la confianza.
La inseguridad debilita la confianza, reduce el crecimiento económico, debilita las relaciones comerciales y la estabilidad del sistema financiero. El crecimiento económico que atravesamos hoy, necesita ser sustentable y sustentado por prácticas empresariales estables en materia de prevención del riesgo.
Hablar de seguridad económica es hablar de la existencia de mecanismos que preserven el buen funcionamiento de la economía, adoptando las medidas y precauciones necesarias para evitar que ese buen funcionamiento se vea afectado negativamente. El concepto de seguridad económica y comercial, tanto en el ámbito individual, institucional o a nivel país, refiere al grado relativo de garantía al que en todos esos ámbitos se aspira a alcanzar para asegurar determinadas condiciones de bienestar en el presente y de cara al futuro.
Más allá de las bondades de los períodos de crecimiento, hemos advertido en otras oportunidades del riesgo derivado del paulatino “deterioro” de las medidas preventivas motivado por la sensación de confianza que se respira en el mercado. La erosión de las buenas prácticas en materia de prevención del riesgo es una de las posibles consecuencias en estos contextos, y ello no constituye un factor de seguridad en materia de comercio y negocios.
Desde el análisis de mercado potencial, pasando por la admisión de una empresa en nuestra cartera de clientes, siguiendo por la concesión y seguimiento de un crédito o un negocio, quienes están implicados en la toma de decisiones comerciales y de crédito, tienen la responsabilidad de asegurar que se den los pasos necesarios para aportar seguridad (grado relativo de garantía de que el éxito en los negocios no se verá perturbado) en cada uno de esas etapas.
La consulta sistemática de bases de datos, sea a través de productos estandarizados o mediante la elaboración de productos de información adaptados a las necesidades de la empresa, es uno de los mecanismos básicos implicados en la construcción y mantenimiento de una ambiente comercial seguro.